Cuando el enemigo de los bomberos es el agua

Con demasiada frecuencia se identifica al Cuerpo de Bomberos con situaciones en las que el fuego es el principal enemigo a batir. Sin embargo, la labor de estos efectivos se desarrolla a veces precisamente en el elemento que se supone es su perfecto aliado: el agua. Los bomberos son los encargados de atender situaciones de emergencia en aquellos casos en los que, por ejemplo, se produce un accidente de tráfico en el cual el vehículo termina desembocando en un puerto o una balsa. Para atender estas situaciones, que afortunadamente en el Poniente no son muy abundantes, es fundamental un buen entrenamiento.



Por ello, un grupo de ocho agentes de bomberos del Poniente realizó este viernes un simulacro en el muelle de Levante del puerto deportivo de Almerimar para comprobar que continúan cumpliendo los tiempos recomendados para atender estas situaciones de emergencia.
Juan Jiménez, cabo de la unidad de rescate subacuático de los Bomberos del Poniente, señaló que realizan estos entrenamientos unas siete u ocho veces al año, en función de las condiciones meteorológicas. Esto permite a los efectivos ir cogiendo práctica en función de las distintas posiciones en las cuales puede caer el vehículo.

Lo peor de atender estos accidentes de tráfico es que «suele haber víctimas», especificó el cabo. Por eso, el protocolo que deben seguir los trece miembros que componen la unidad de rescate subacuático del Poniente establece que, en primer lugar, se identifique el número de personas que hay en el vehículo y se tomen las medidas oportunas para hacerlas salir de él lo más rápido posible.

Según explicó Juan Jiménez, lo habitual es que en primer lugar se sumerjan una pareja de buzos que identifique el lugar donde ha caído el vehículo (si lo ha hecho de lateral, sobre ruedas o techo) y localice otras incidencias técnicas que puedan dificultar el rescate. «En el caso de este simulacro es la cercanía al muro del muelle», aclaró. Tras señalizar el lugar con una boya, la misma pareja de buzos o una de relevo proceden a embragar y enganchar el coche a la grúa para pueda sacarlo del agua.

Para maniobras en las que se conoce la profundidad y aproximadamente la ubicación del vehículo, Juan Jiménez señaló que el rescate suele durar entre 20 minutos y una hora, en función de varios factores y del uso de materiales. «Cuando no se conoce el lugar, lo más engorroso suele ser localizar el vehículo porque a partir de ese momento el rescate es rápido», indicó. En lo que va de año, los bomberos de Poniente no han atendido ninguna emergencia subacuática, pero el año pasado hicieron cuatro.

Sábado, 28 de Julio de 2012  Almudena Fernández

F.Elejido.ideal.es

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